Sin educación financiera, no hay inclusión. Foto: iStock

Son muchas las voces y diagnósticos que consideran que mientras Colombia no logre avanzar en educación financiera, una inclusión sostenible está muy lejana. Lo ideal sería comenzar en edades tempranas.

Para Andrés Felipe Rojas, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Asobancaria, profundizar la inclusión financiera es una de las razones fundamentales por las que Colombia debe mejorar en la educación que se imparte al respecto. 

Rojas explicó que, si bien hoy la inclusión financiera en Colombia bordea 84%, la profundización está alrededor del 69%, es decir, las personas que usan su cuenta para algo más que hacer el retiro total del salario o los subsidios que reciben. “No puede haber inclusión financiera sostenible si no hay educación financiera”, apuntó.

En esto coincide el Gerente de la Banca de las Oportunidades, Freddy Castro, quien asegura que la desinformación y desconfianza hacia el sistema son las principales barreras. 

Estas condiciones tienen mucho que ver con qué tanto se conoce la oferta de servicios del sector financiero y con la capacidad de identificar temas como la relevancia del ahorro, detectar el producto acorde a las necesidades y planear bien los costos que acarrea o las ventajas de contar con un seguro para enfrentar los riesgos que pueden impactar las finanzas. 

Según el vicepresidente de Asobancaria el tema pasa por mucho más que enseñar el funcionamiento de un crédito o las coberturas de un seguro, por lo cual la educación financiera debe empezar en los niños. 

“Lo ideal es que la educación financiera pueda impartirse desde temprana edad en los colegios. Y la idea es que vaya más allá de enseñar cómo calcular una tasa de interés o cuál es el valor del dinero en el tiempo. Lo que tenemos que aprender y enseñar a las personas son hábitos y estos se construyen con tiempo y con práctica”, manifestó Rojas. 

Así mismo, Rojas afirma que una vez adquiridos unos hábitos básicos que permitan decisiones acertadas en el manejo del dinero, sería ideal que los jóvenes en etapa universitaria, profundicen su conocimiento en el manejo de finanzas personales, inversiones y temas que serán definitivos para sus vidas como el ahorro hacia futuro, las pensiones y los seguros. 

En la siguiente etapa, como adultos, será importante trabajar en la concientización y el aprovechamiento de muchas de las herramientas disponibles en la actualidad, tales como las aplicaciones financierasque son útiles para hacer presupuestos y organizar las finanzas, así como a conocer bien la oferta de productos y servicios, para escoger siempre el más adecuado para su perfil. 

“Si queremos una mayor inclusión financiera definitivamente tenemos que pensar en que necesitamos mayor educación y eso va acompañado, entre otras, de educación digital. Porque con todo el desarrollo que está teniendo el sector en materia digital, es importante que también la gente empiece a familiarizarse con el uso de la tecnología, donde están migrando todos los servicios bancarios y en general financieros”, dice Rojas. 

Comenta que en los diversos análisis realizados con el Ministerio de Educación tras años de trabajo se identificó la relevancia de comenzar con la educación financiera en edades tempranas, así como que la mejor manera de impartirla en los colegios era incorporando su información de manera transversal en asignaturas que ya están presentes en los pénsum con ciertas afinidades en los temas, de tal forma que no compitiera con otras materias que deben impartirse como educación sexual, física o seguridad vial. 

Sin embargo, según reconoce Rojas ese diagnóstico no ha pasado de ahí pues el Ministerio no ha dado la directriz de incorporar la formación financiera como una obligatoriedad para los colegios y sin ello será muy difícil que estas instituciones decidan hacerlo. 

Las sensaciones al respecto no son positivas, basta leer opiniones en redes sociales sobre productos financieros para entender que el desconocimiento y la desinformación es creciente y no hay una manera más confiable de evaluar ese conocimiento, pues la última medición de la formación financiera en nuestros jóvenes, data del 2012, cuando Colombia ocupó el último lugar en este aspecto en las pruebas Pisa de ese año. 

El vicepresidente de Asunto Públicos del gremio bancario indicó que ese módulo fue suprimido por parte de Colombia en 2016 y desde entonces no hay información disponible sobre si ha mejorado o no la formación financiera en temas puntuales que pueden ayudar a construir un mejor futuro. 

“Los sistemas de medición y evaluación son muy importantes a la hora de saber si lo que se hace está dando resultados. Nosotros no tenemos un sistema que nos permita tener ese insumo, las pruebas Pisa, en su momento, nos indicaron que estábamos muy mal y si tuviéramos una nueva medición podríamos saber si hemos tenido algún avance, pero no lo tenemos ni en las pruebas Saber ni Ecaes”, señala Rojas, quien resalta la potencia que tendría esa evaluación para poder movilizar a universidades y colegios, que seguramente querrían demostrar mejores resultados en este campo. 

A futuro, desde el gremio bancario se destaca que la necesidad de una educación financiera mejor definida y de mayor alcance, fue reconocida también por el presidente de la República, Iván Duque, quien así lo afirmó en sus participaciones en la Convención Bancaria donde mencionó la iniciativa de generar un Conpes de inclusión y educación financiera.

Entre tanto, sin sistemas de evaluación ni una política pública definida, con directrices claras hacia colegios y universidades, la educación financiera está en una etapa quizá más temprana que en la que debería estar.

Queda  evaluar y pensar si se sabe cuál debería ser la mejor forma de financiar un emprendimiento o si realmente se gana al comprar con tarjeta de crédito, a doce meses, el televisor que estaba con descuento del 20% o de dónde salen los recursos para la pensión en los regímenes que aún se pueden elegir. 

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